viernes, 27 de junio de 2014
AL VIENTO
El perfumista recogió la bruma
que reposa al pie
de las grandes araucarias.
La metió en un frasco
que depositó en el estante
donde también reposan
las fragancias dulces,
las amaderadas
y las que suelen ser ácidas.
Al pasar los días
el frasco rebosó en colores
tomó la forma de una mujer
hermosa y placentera
que extendió sus brazos,
que entrego su cuerpo
a la delgada apariencia
del perfumista eterno
y selló su porvenir
con el principio y el fín
de un agradable cuento...
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