sábado, 21 de marzo de 2015
LAGO
A la orilla del Suchitlan
me detengo
contemplando las horas.
Los pobladores van y vienen
de norte a sur, de oriente a poniente.
Las nubes vuelan buscando
la libertad que les ofrece el cielo.
Los pericos, chiltotas y guacalchías
en amena conversación
cuentan chistes verdes y rojos.
Las ardillas devoran las almendras
como si fueran las últimas
delicias de la tierra,
los zopilotes alineados
con sus bitácoras y brújulas
buscan su festín entre los muertos.
Los árboles silban con el viento
sus ancestrales melodías y
un batallón de hormigas color ciruela
se abre paso con macanas y todo
para llegar al hormiguero
con sus ansiadas provisiones.
Las vainas de un árbol de fuego
continúan la butacada del movimiento
y los pájaros de rama en rama
construyen sus ranchos
y el patito feo de la cuadra
se convierte en un elegante
mandarín dispuesto a cortejar
su sencilla y preciada hembra.
Las ninfas del lago en fragata
llegan a la orilla de San francisco Lempa
para bailar en su pequeño carnaval
y un pichiche loco recorre el lago
cien veces y encuentra su pareja.
Don Licho prepara las tilapias
para el almuerzo y con fuerza enciende
velas rojas, verdes y amarillas
para los que creen en el mal de amores...
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