martes, 5 de febrero de 2013
SOLO
Te oí gritar
inexplicablemente.
De pie sin nadie
alrededor.
Con un libro negro
en la mano (cualquiera),
ofendiendo con tu sermón
al que pasaba por el lugar.
La gente
no te ponía atención.
Al final te quedaste
mudo.
La garganta se resecó,
tu vibración laríngea
te falló.
Te quedaste solo
como una vieja
guitarra
con las cuerdas flojas...
La siguiente vivencia ha sido escrita para mi padre, el gran CRISANTO FLAMENCO
a quien amé y respeté y que aún después de muerto acompaña mis días...
Cabello blanco
como la harina
que da punto al buen atol,
el noble pecho
que poseías
llevaba huellas
de un gran señor,
eran seis balazos
que en fila iban
mostrando a diario
tu azul blasón.
De paso lento
y pensamiento claro
fuiste trazandome
el porvenir,
y me enseñaste
que un ser humano
es más humano
al compartir.
Amado PADRE
vos no te has ido
estás eterno
en las mañanas
cuando las aves
trinan al sol,
y por las tardes
en los volcanes
que miran al cielo
en su esplendor,
y por las noches
en las estrellas
que son objeto
en declamación...
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