miércoles, 18 de septiembre de 2013
CAFETEROs
Regaláme un café
del que llevás en tu espalda
y movéte por la ciudad
hasta que reviente el alba
porque además de café
quiero probar el pan dulce
para sentirle el sabor
a esta vida agridulce.
Siete días tiene la semana
y en los siete se te ve
caminando a cualquier parte
para poderlo vender.
Cafetero, Cafetera
no son dueños del cafetal
solo de la espalda encorvada
que traslada el café
en la caja de astronauta
treinta días en el mes.
Dedico este poema a los jóvenes que se desplazan por la ciudad vendiendo cafecito en sus espaldas,
con mucho respeto y admiración, vaya para ellos mi aplauso.
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