martes, 6 de agosto de 2013
DESPEDIDA
I
Tenía un pájaro en el corazón.
Cada tarde la veía sentada
en el enorme balcón de su casa
jugando con las mariposas.
Así pasó un invierno
hasta que un día
no la volví a ver.
Creció mi angustia
y nunca pregunté.
El pájaro se hizo flor,
canción, tristeza
y ya no voló.
II
Pequeña mía,
tan mía como la luna,
como una estrella,
como una constelación
de ilusiones,
estás aquí en los jacintos,
en las hojas de los árboles
estás en los inviernos,
estás en mí,
estás... A la hora del reposo
en las melancólicas notas
que rasgan las cuerdas
de una guitarra.
Estás confundiendote
con la tierra
creciendo en las zarzamoras,
en el aroma de los saúcos,
en el vaiven de mis pasiones
que algún día se reunirán contigo
en el encanto de las hadas,
en el más allá
donde las sombras
no son sombras sino retazos
del amor que se acomoda
para no quemarse,
para esperar la ternura
de tus manos,
de tu aliento de azucenas...
III
Tus manos entrelazadas
se despidieron de las mías
libres y apasionadas.
Estabas con tu carita de ángel
tan linda como cuando te conocí
sonriente y llena de vida.
Ahora el sueño profundo,lejano
no te permitirá regresar a tu casa
que fué mía, nuestra.
Tus mejillas mostraban
el color de la muerte,
el color de la eternidad...
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