TIA MELA
Solías reirte mucho.
Eso te venía desde allá
donde acurrucadita y descalza
la corcovita se reía también.
Jamás pensé que te fueras
así de un golpe.
Te imaginé viejita,
sentadita en una mecedora
zurciendo los calcetines
de los nietos y con anteojos
culito de botella.
Ahora te has unido
al polvo de las estrellas
en la dimensión eterna
de todos los astros.
Algún día
nos encontraremos
en la gravitación universal
de los tiempos.
En memoria de mi tía Mélida de Jesús Campos, con ella compartí mi niñez. Guarda un lugar especial
en mi vida. Hasta luego tía.
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