PUEBLITO
Ese día el viento
se reía de mí.
Parado en la Puerta
el diablo salió
a mi encuentro
y me mostró
un pueblito
con una iglesita
blanquita
como la leche
recien sacada.
Alcancé a ver
unas mujercitas
con sus típicas
faldas
como mantelitos
de mesa de comedor.
Ví unas palmas altas
de múltiples colores.
Panchito, Panchito
gritaba un viejito
y las palmeras
y los escudos
se levantaban
soberbios,
mestizos y diáfanos.