martes, 25 de febrero de 2014
CON PRISA
Las horas empezaron a correr
en los pasillos de la impaciencia.
Los relojes dormidos
no podian detenerlas.
Los búhos reclamaron
minutos de silencio
y los serenos no utilizaron
los silbatos.
En las aceras las cunetas incansables
obstruían el paso de los vehículos.
Los semáforos cambiaron
de amarillo a morado y negro
mientras los agentes de tránsito
se sentaban a disfrutar el desayuno.
El presidente en bicicleta
llegaba a la Residencia
con tenis y camiseta.
En las oficinas las máquinas
se trabaron y se enfundaron.
Los mercados no abrieron
los candados de las puertas
se enrejaron.
Los animales no entraron al arca
se pusieron a reir y sacaron
toallas, chancletas y bronceadores.
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