martes, 11 de febrero de 2014
UNA TARDE FRENTE A MI VENTANA
La cortina con su vaivén
hacia pensar en el vals
Sobre las Olas
de Juventino Rosas.
Y como
en una estampa popular
un Ahuejote con sus racimos
anaranjado rojizos
se ruborizaba al pasar los buses.
El Almendro macho invitaba
a tomarse un descanso
bajo su gran sombra
de abanico de maja.
Extraño ver
un frondoso Amate
guardando para la noche
los secretos de los muertos.
Un Caimito escandaloso,
verde, lechoso y corpulento
decía ¡soy bueno para problemas
digestivos! y sirvo como diurético.
Increible aparecía
un Carreto Cenicero
con quince metros de altura
quien riendose de las polillas
vigilaba el horizonte.
Pero sobre todos resaltaba
el San Andrés enamorado
que con sus flores amarillas
entonaba himnos de alegría.
Todo eso me ofrecía
mi ventana enrejada
que viendo al sur me mostraba
la imponente flora engalanada...
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