miércoles, 14 de agosto de 2013
AGUA EN DESBANDADA II
Cuando la lluvia cesó,
saltó entre la hojarasca
un fémur que parecia
compás de fuego
y una cabeza repleta
de sanguinarias hormigas
e interminables gusanos
anunciando la descomposición
lenta y maloliente de un cipote
sin dirección, sin nombre,
con su ropa raida y taladrada
como por una carcoma
y que a la vista anunciaba
que su homicida probablemente
estaría detrás de un arbusto
o a la par de sus parientes
en el velorio de los despojos
que aún quedaron vibrando
en el cafetal debajo de los guamos
y la hojarasca.
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